RECOMENDACIONES ANTES DE PUBLICAR NUESTRAS NOVELAS (II)

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2- Repasa bien tu texto

Pongámonos en situación de soñar. Es verano y luce un sol maravilloso. Es un sol bonachón contra el cual no hace falta defenderse ni siquiera en las horas centrales del día, pues los UVA no queman tu piel, y el melanoma no existe. Te balanceas en una hamaca con un mojito en la mano. Ante tus ojos, una playa de aguas cristalinas, sin algas, ni mosquitos, ni peces que asusten. Podrías incluso animarte a darte un baño sin tener que mirar a la orilla, porque a nadie se le ocurriría robarte la cartera ni el móvil. Sopla una brisa fresca y solo se escucha el roce de las hojas de la palmera y el suave batir de las olas. Te sientes feliz y relajado: te mereces ese premio. Acabas de terminar el primer borrador de tu novela. Ya puedes llamarte escritor, darte palmaditas en la espalda y felicitarte. Y eres tan, tan bueno que estás seguro de que no te hace falta ni siquiera releerla una sola vez. Sabes que tu historia es potente, que será un best-seller, que ha nacido de pie, así que no piensas perder el tiempo con correcciones. ¡Claro que no! Ya tienes experiencia, con todas esas redacciones del cole, los trabajos de la facultad, y los trillones de cartas de presentación para encontrar un curro…

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Si de verdad quieres asegurarte de que no vas a perder ni tiempo, ni dinero, ni energías lo más eficaz es cerciorarte de que estás enviando una buena novela. O al menos la mejor novela que seas capaz de escribir en ese momento.
Y para ello no hay más remedio que la retomes desde el comienzo. Eso sí: con una mente abierta y el ánimo dispuesto a reescribir todo cuanto en conciencia sea necesario para mejorarla.

Te cuento la secuencia ideal, verás qué diver:

  1. -Una primera vuelta para escribir el borrador.
  2. -Una segunda vuelta: leerlo de corrido, tomando notas precisas de lo que debes corregir. Si la novela no está del todo mal, es posible que termines la lectura antes de sentir vergüenza ajena la imperiosa necesidad de sentarte y empezar a reescribir. Sí, sí, has oído bien: reescribirla. A veces de cabo a rabo.
  3. Un tiempo de reposo. Una vez terminado el segundo borrador lo mejor es dejarla en un cajón entre 1 y 3 meses. En los cuales te está permitido irte a la playa de antes y fantasear. O encerrarte en un monasterio. O empezar un MBA, irte de cooperante y hacer algo de veras útil. También puedes quedarte en casa y seguir con tu vida normal, que ya te dará suficientes quehaceres para que no pienses demasiado en tu novela. La idea es que, cuando pasen esos meses y la leas de nuevo, ya hayas adoptado cierta distancia con ella.

¿Que cómo se nota que has tomado distancia? Hay una señal inequívoca. Te sorprendes a ti mismo pensando:

¿De verdad lo he escrito yo?

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o bien:
¿¿¿De verdad lo he escrito yo???

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4- Una tercera vuelta. Con un poco de suerte, solo necesitarás corregir detalles superficiales. También ya obtendrás una idea más clara del verdadero valor de lo que has escrito.

Su has llegado hasta aquí te mereces una ovación: ¡¡felicidades!! Nadie podrá discutirte que eres un escritor. Ahora llega el momento de la verdad, el momento de la autoestima y de sacarle brillo al criterio.
Nadie pone en duda el valor de tu esfuerzo, ni de tu aprendizaje al escribirlo; incluso el valor del manuscrito en sí. Pero para ser realista debes analizarlo con frialdad y sin autocomplacencia. Compáralo con tus autores favoritos, por ejemplo. No hagas trampas: todos saldríamos ganando si nos comparamos con Dan Brown. Tampoco hagas trampas masocas y te compares con Nabokov o con Cervantes. Suele ser ajustado a la realidad que pienses algo así como: mmmm, vale: no es una obra maestra pero es digna de ser leída y valorada por otros.
Tampoco pasa nada si el auto-veredicto XVI es: me lo he pasado genial escribiendo pero ni harto de Jumilla le enseño esto a nadie.
Vuelve a la hamaca, fantasea y proyéctate en el futuro, dentro de veinte años. Estás vestido de gala, dando el discurso del premio Nobel: ¿seguirías orgulloso entonces de esa novela? Si la respuesta es un sí contundente, si te sigue gustando, y sigues creyendo en tu relato, ya podrás pensar en pasar a la siguiente fase.

Y ahora: ¿todavía te sorprende que haya quien tarda diez años en dar por concluida su novela y en atreverse a enseñarla?

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