Salvo algunas almas puras, los que escribimos solemos querer que nos lean. Publicar por nuestra cuenta en Internet es fácil, nos sirve para motivarnos (y también para calmar muchos egos) y para darnos a conocer. Pero no creo que me equivoque mucho si afirmo que la prueba de fuego de todo escritor es conseguir que una editorial apueste por su texto y acceda a publicar su novela.
El mercado editorial parece estar en crisis, entre el ebook y la economía, pero lo cierto es que sigue habiendo una buena montonera de ejemplares en las librerías y que, aunque tal vez duren más tiempo allí que hace un par de años, las mesas de novedades siguen estando repletas. Así pues, y aunque el burdo rumor siga sonando, que los autores noveles no tienen nada que hacer en estos días, imagino que habrá que seguir intentándolo. Así es el juego.
Para valientes, por lo tanto, van estos comentarios que quizá puedan servir de alguna ayuda.
1- Escribe una buena novela.
Parece algo muy básico, ¿verdad? Pero es fácil escuchar quejas sobre lo malos que son los editores que han despreciado nuestras novelas y luego toparnos con textos que no es que sean malos per se (todo tenemos derecho a escribir malas novelas, si nos da la gana y, sobre todo, cuando estamos empezando) es que están escritas con descuido y autocomplacencia.
Es posible que sea ingenua, lo sé, pero yo creo que cualquier buen lector que se arranque a escribir sabe de las debilidades de sus textos. Otra cosa es que no se lo reconozca a nadie y que los defienda con uñas y dientes: pero yo creo que en nuestro fuero interno sabemos cuando algo falla, incluso si no somos capaces de identificar qué demonios es. Pues bien: antes de mandar la novela en serio y de jugar nuestras bazas, tendríamos que haber puesto remedio a esos fallos, o haberlo intentado al menos.
No hablo de cuando terminas tu manuscrito, lo repasas mil veces y, a pesar de que eres consciente de que es imperfecto, y de que le falta mucho para parecerse a cualquiera de tus novelas favoritas, estás convencido de su valor y de que es una novela digna de ser leída.
Creo que un buen criterio puede ser jugar a proyectarnos en el futuro, a visualizarnos en la ceremonia de entrega del Nobel de Literatura, con nuestro traje de gala, nerviosos perdidos y con el dinero del premio ya repartido en nuestra cabeza. La idea es hacerse esta pregunta: ¿me avergonzaría, en esa ceremonia, de esta novela que quiero que me publiquen? ¿Seguiría considerándola entonces imperfecta, pero digna, adecuada para un escritor que empieza su carrera?
Es posible que pida demasiada lucidez. Y también soy consciente de que las almas perfeccionistas, obsesivas e inseguras pueden estar tentadas a no intentarlo jamás y seguir escribiendo para el cajón (ese lector fiel). Cada uno con su tumbaíto. En cualquier caso no creo esté de más en ningún momentocuestionarnos un poco a nosotros mismos, hacer examen de conciencia y preguntarnos: ¿de verdad es este texto lo que mejor que tengo que decirle al mundo?
Quizá me llamen reaccionaria pero sí: hablo de valores. Hablo de buscar la excelencia. Hablo de amor propio y también de conciencia social: ¿de verdad quiero dejar más basura circulando?
Continuará…
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